Es hasta el cuarto lugar donde encontrarnos temas nacionales: con 1,200 menciones en radio y televisión esta semana, el proceso electoral federal 2009 comienza a consolidarse como el tema más tratado durante este año. Finalmente, con 900 menciones, se situó la celebración y clausura del sexto encuentro mundial de las familias.
Sobre este último tema, un comentario: cuando se organiza un evento de carácter público, incluso internacional sobre temas de grave importancia como podría ser este encuentro mundial de las familias, sus organizadores buscan necesariamente que dicho evento tenga repercusión informativa; es decir, que salga en noticiarios y programas de opinión. Sin embargo, y a diferencia del dicho aquel que aconseja que hablen bien o hablen mal de uno, pero que hablen, a veces puede resultar contraproducente un tratamiento negativo. Este fue el caso de las muchas notas que se dedicaron a la celebración de este evento internacional: un buen porcentaje de ellas fue de corte crítico.
Se cuestionó primero, el carácter excluyente de lo que al inicio parecía ser un encuentro plural; se cuestionó la presencia del presidente calderón en un presídium dominado por la jerarquía católica, se le dio más énfasis a las protestas y manifestaciones de pequeños grupos antagónicos de decenas de personas, frente a la asistencia de miles al interior; se cuestionó la ausencia del Papa Benedicto XVI y se destacó incluso que la lluvia impidió la proyección de un mensaje satelital del líder de la iglesia católica. Para colmo, se le dio un evidentemente inesperado impulso a la celebración de un llamado “foro alterno” de las familias, seguramente organizado en contraposición del primero.
El sexto encuentro mundial de las familias fue un foro donde se trató un tema de primera importancia para miles de millones de personas, con la presencia de representantes de todo el mundo. Sin embargo, el desafortunado resultado mediático pudo hacer pensar a muchos que se trató de poco menos que un fiasco, cuando es evidente que no fue así. Prever la reacción de los medios de comunicación es un tema difícil, que en ocasiones raya en la adivinación; reconducir o rectificar tratamientos mediáticos hacia los objetivos deseados es mucho más difícil aún, tarea de la cual se encargan lo que en México llamamos los responsables de la Comunicación Social.
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